El amor en los tiempos del ghosting
Hace un tiempo hablé de los fantasmas de las relaciones pasadas. Pues hoy vengo a hablar de los fantasmas de las relaciones presentes: el ghosting, los hombres con complejo de Houdini. Tíos que vienen, te dan bola y de repente… ¡Boom! ¡Se convirtió en chocapic! Hacen una bomba de humo mayor que las que hago yo en las fiestas de mi pueblo, y no vuelves a saber de ellos nunca más.
Veamos… ¿qué es el ghosting?
He hablado con suficientes fuentes – amiguis, vaya – como para ver que es un problema muy generalizado. El modus operandi es el siguiente: chico conoce chica, como en una comedia romantica mala; chica y chico se gustan; chica y chico hablan durante horas, días, semanas…; chica y chico van a quedar. Chico no vuelve a contestar nunca más. Y esto si tienes suerte y no desaparece después de haber tomado dos o tres cervezas ya.
Pero así, sin anestesia, sin dar una explicación, ni na. Sin un «oye que paso de tu culo», sin un mínimo indicio de que no vas a volver a verle el pelo en tu vida, hulio.
Partamos de la base de que este es un tema con mucha literatura a sus espaldas, porque es un tema que nos pasa a muchas. De hecho, no a muchas, a todas alguna vez. Sol, por ejemplo, nos habla de los tíos que desaparecen sin decir ni mu, y en Weloversize también lo han comentado, porque son una verdadera EPIDEMIA.
Seamos realistas, ¿quién no ha dejado de contestar alguna vez? Hay veces que es bien (o que no te queda más remedio): ese tío que no te deja en paz aunque la conversación no da para más y se lo has dejado claro intentando no ser muy borde pero te sigue contestando hasta a los “jajajas”. Pues es que más no puedo hacer, lo siguiente es no contestarte. Chaval, te lo tienes merecido.
Hace poco sin ir más lejos tuve que bloquear a un tío que no me dejaba en paz. La conversación no daba para más, y estuvo un año hablando él solo por la conversación de tinder de vez en cuando (no entraba a mirar, Tinder es un juego de beber para mí), hasta que lo eliminé. Y cuando lo eliminé, pasó a Instagram. Y le bloqueé. Seguiremos informando…
Pero esto, queridos, no es ghosting. Esto es sentido común. El ghosting es cesar toda la comunicación con alguien con quien iba todo bien, sin ningún tipo de explicación. Zas.
Hombres que haceis ghosting, meteos algo en la cabeza: nos encantan las explicaciones. Nos encanta saber qué paso. Idiotas. Señor, perdónales porque no saben lo que hacen.
Y es que, vamos a ver, a mi que me expliquen. Si los tíos te dan bola un par de días y luego desaparecen, ¿cómo se supone que voy a salir de esta espiral de soltería y encontrar el amor en tiempos del ghosting? Si es que luego me quejo de que no me como un colín y nos echamos las manos a la cabeza, pero hay que ver como está el patio…
A pesar de todo, he de reconocer que tal vez lo peor de todo no sean los tíos que te hacen ghosting y no vuelven nunca más, si no los tíos que, cuando les parece, un tiempo después, unos meses, tal vez… Vuelven a dar por el culo, para luego hacer exactamente lo mismo.
Vamos, que te marean. Que sí, que no, que nunca te decides. Que una de cal y una de arena. Que hoy tonteo a tope, y al siguiente no te conozco. Que te dejo en leído y no vuelves a saber de mí durante 6 meses a pesar de estar pasandolo genial, pero ahora vuelvo porque me sale de mi pepitilla real.
¿Pero de verdad te piensas que voy a estar esperando por ti? O peor, ¿de verdad piensas que cuando vuelvas, si vuelves, voy a tener unas ganas mínimas de hablar contigo?
En fin, la situación parece inabarcable. Aunque luego me paro a pensar y digo: si le han hecho ghosting a Rosalía…