MILF, crush y otros términos «modernos»
Vivimos en la época de la globalización y de los críos que nacen con un iPad bajo el brazo. Por eso cada día aparecen 4728282 conceptos nuevos en las redes de los que igual no habías oído ni hablar. Bueno, “nuevos” porque ya veremos algunos que tan nuevos, tan nuevos NO SON. Que parece que vamos pa’ atrás. Como los cangrejos.
Hay quien le echa la culpa a la edad, pero NO. Esto es algo general, que puedes estar muy al día con 40 y muy desfasada con 25 (mi caso).
Veamos, por ejemplo, crush. Cuando alguien te mola de manera idealizada a tope, es un crush. Ese chico guay de tu clase en secundaria que no se sabia ni como te llamabas y, por tanto, pasaba de ti, era tu crush. Tú solo querías un poco de casito, pero en verdad ya te habías imaginado la boda, cómo quedaban vuestros apellidos juntos, los nombres de vuestros hijos y la vajilla que os regalarían. Todo esto, claro sin saber nada de él.
Pues eso, querida, es un crush.
Te gusta. Te mola. Te pone la pepitilla alegre. Pero para el mundo global occidental del siglo XXI, lo que tienes es un crush. Pronunciado /krruassshhh/, abriendo mucho la boca y como si te acabasen de inyectar botox.
También es un crush lo que te pasa por Chris Pratt, los hermanos Hermsworth o cualquiera de los maromos a los que te gustaría tirarte, pero es bastante improbable que hagas. Claro que quieres recubrir a Jason Momoa en un sirope que se camufle con el tono bronceado de su piel y sea tan dulce como las perlas que tiene por dientes en su sonrisa para lamerlo de cada centímetro cuadrado de su cuerpo. Nos pasa a todas. Pero es bastante improbable.
Lo importante es que si algo de esto te pasa: ¡clin-clin-clin-clin-clin!. Tienes un cuelgue.
Otro de los términos acuñados por el mundo occidental es el de MILF. Mother I’d Like to Fuck. Madre que me follaría, vaya. Y tan anchos se quedaron.
En torno a este término a mí me surgen muchas dudas, no solo porque sea uno de los más buscados en pornhub y tenga su propia categoría, que ya deja bastante claras muchas cosas.
Una de las dudas que me surgen es, por ejemplo, qué consideramos una MILF. Porque si es cualquier madre a quien le quieras echar un polvo, hay madres de 20 años. Pero entonces es por su juventud, no por su condición de madre.
Digo yo que una MILF (o un FILF, que es lo mismo pero para los papis) será aquella que, teniendo la edad que tendría tu madre, te la tirarías. Es decir, para alguien de mi edad (25 hasta que se demuestre lo contrario) una MILF sería alguien de la edad de mi madre (en torno a los 50) y que te quisieses tirar. Vamos, que para mí Jason Momoa podría ser un FILF. Si es que este hombre vale pa’ to’.
No sé, es todo muy complicado y un poco cogido con pinzas. Por el concepto, no por las mujeres que son madres, de la edad que sean, y que son fabulosas.
Digamos que a Freud le gusta este término.
Pero lo de las MILFs tampoco es nada nuevo. Que Concha Piquer ya nos cantaba la copla del Amante de Abril y Mayo, que tenía 22 cuando ella tenía 40. En 1957.
Vaya, vaya… tan modernos y tan poco modernos a la vez.
El último de los conceptos que os voy a ilustrar hoy es el que más gracia me hace. Porque los otros dos los puedo entender, vivir en mis carnes y no tienen nada de malo: el amor inalcanzable y la erótica de que te gusten mayores, como a Becky G, son comunes, clásicos, entendibles, fantasiosos. La fantasía es buena.
Pero yo ahora os voy a hablar de un término que yo creo que se acuñó poco después de la canción Womanizer de Britney Spears, aunque lleva bastante más tiempo entre nosotros. Os voy a hablar del “fuckboy”.
En la teoría, se supone que el fuckboy es un tío que se tira a todo lo que se mueve y te utiliza para conseguir acostarse contigo. Es el típico que te camela mucho y muy fuerte, pero luego te dice que no quiere comprometerse porque las relaciones se le dan mal. Es el que te dice “es que no tenemos nada” y que no entiende lo que es la responsabilidad afectiva.
En la práctica, tiene un punto de fantasma, pero no de los del ghosting. Sino de los que comen una y cuentan veinte, a la vez que no sabe lo que quiere. Vamos, en la práctica un fuckboy (o un intento) sería Amador en La que se avecina. Ese ideal al que los tíos quieren aspirar, pero luego se dan cuenta de que nada de nada porque no se comen una rosca. Como el de la Jungla de la Noche original.
Que pa echar un polvo no te hace falta toda esa parafernalia, chaval. Hay montones de tías con ganas de echar un polvo y ya, sin necesidad de que las engañes.
Es muy lícito aspirar al tipo de relación que quieras, pero eso no quita la RESPONSABILIDAD afectiva. Engañar, mentir, camelar, follar y si te he visto no me acuerdo, no es responsabilidad. Por mucho que nos vendan que ese es el ideal y que somos libres de hacer lo que nos salga del churro.
Menos La que se avecina y más responsabilidad afectiva. Por favor, gracias. Que luego nos quejamos.
2 Comments
Psicólogos Villaverde
Es muy bueno, sobre todo para que los adultos entendamos de qué hablan nuestros hijos cuando nos cuentan las cosas
Natalia Cachafeiro
¡Muchas gracias! La verdad es que en algunos cursos de padres me preguntan y les cuento un poco sobre estos términos porque me parece clave para entendernos con ellos.