Razones para amar a Samantha Jones.
La reina de Sexo en Nueva York siempre es, ha sido, y será, Samantha Jones. Se tenía que decir y se dijo.
Carrie será la protagonista y todo lo que quieras, pero era más tonta que barrer un desierto. La verdadera reina de la serie era Samantha.
Samantha era ese personaje con el que te reías, por sus frases icónicas, mientras te replanteabas que igual todo lo que querían las otras tres no era tan genial si ella se lo pasaba también, no se si me explico… Que Miranda, Charlotte y Carrie estaban siempre preocupadas por sus hombres, ya sea por lo uno o lo otro, pero a Samantha lo máximo que le preocupaba en ese aspecto era haber perdido su orgasmo.
Tan pronto se iba a un restaurante a ver si conseguía cambiarle el sabor rancio al semen de su amante semanal, como te daba una clase de vibradores en el medio de la sección de menaje del Corte Inglés o se cambiaba de acera porque era “try-sexual” tenía que probarlo (try) todo al menos una vez.
Un alma libre, que hace lo que le da la gana. Y cuando se enamora, no se queda ahí esperando afligida a que las cosas cambien, coge el toro por los cuernos y dice “te quiero, pero me quiero más a mí”. Con un par, sin escatimar, sin despeinarse. Así es como debería ser, digo yo: si no compensa, fuera.
Samantha nos enseñó también a no preocuparnos de lo que digan los demás. El resto del mundo siempre va tener algo que decir, lo hagas bien, lo hagas mal o lo hagas regulero. Así que, ¿para qué darle más importancia de la que tiene?
Y puso en palabras lo que pocas nos atrevemos a decir, esa competición que siempre hay cuando te encuentras con tus exs. Ya sean exnovios, examigos, excompañeros… Y quien intente negarlo, miente. No será sano, es verdad, pero es lo que pasa en nuestra mente.
Una tía real, de verdad, con problemas de los que nos afectan a todas: penes del tamaño de un lapicero de ikea, caloret de la menopausia, ayudar a sus amigas en las buenas y en las malas, e incluso un cáncer.
Con principios, que no juzga ni deja que la juzguen, y está siempre ahí. Y que sabe que los hombres son sencillos como el desarrollo de una planta.
Que se adelantó en televisión a no querer tener hijos y a quejarse de que los hijos de los demás diesen porculo porque no saben comportarse. True story.
Nos recuerda constantemente que la edad es un número, que no importan los años de vida, que puedes meterte en el mismo vestido que lleva Miley Cyrus y además conseguir todo lo que te propongas. Y siendo la mejor vestida de toda la serie, de paso.
Amar a Samantha, es bien. Y si en algún momento de tu vida dudas sobre algo, parate un segundo y piensa…
¿Qué es lo que haría Samantha Jones?
Siempre funciona.