Reflexiones

Este segundo no se repetirá nunca.

Este segundo que estás viviendo no se repetirá nunca.

Ya se que lo sabes.

Pero vuelve a pensarlo.

No, no. Piénsalo bien.

Lo sabes, pero solamente en teoría.

Este preciso instante, en el que estás leyendo esto, no se va a repetir. Nunca. NUN-CA.

Nos pasamos toda nuestra vida pensando en el futuro. EL FUTURO. Resuena en mi cabeza y todo. Pero justo eso nos impide valorar el presente.

No voy a hacer esto, ya lo haré. Ya tendré tiempo cuando acabe esto otro. Ya miraré. Quedo con este ya para la siguiente vez. Cuando acabe el colegio voy a estudiar esta carrera, y luego este máster. Y además quiero trabajar aquí, e irme de casa rápido. Quiero casarme y tener hijos, pronto tarde o nunca. Quiero vivir en Nueva York, en la Conchinchina o el Kilimanjaro…

Todo luego, todo pronto o todo ya. Retrasamos lo efímero intentando adelantar los años en el reloj.

Olvidamos que igual estamos estudiando algo que nos gusta, aunque no consideres que es «suficiente«. Que igual es la última vez en tu vida que compartes piso con tu madre o tus hermanos, o que tienes a tus amigos cruzando la calle, y toda la disponibilidad del mundo para hacer eso que tanto te gusta en tu tiempo libre. O deseas que tu hijo adolescente crezca, pero cuando cumpla los 18 igual se va a estudiar fuera.

Tal vez lo que tienes ahora mismo no es la situación que más te guste en el mundo, pero nunca más se va a repetir. Y también tiene cosas buenas.

En un segundo, tu vida puede cambiar por completo. En un segundo un corazón para de latir. Te aceptan en la universidad. Te ofrecen trabajo en otra ciudad. Tienes que cambiar de piso. Te dan una noticia que lo cambia todo.

Sí, en un segundo, todo puede cambiar. Pero no pienses en todo lo que puede pasar, porque las posibilidades son infinitas y no hay nada imposible ni nada cierto al 100%. No sirve de nada intentar adelantarse constantemente al tiempo. Dejemos de pensar en futuro.

Invirtamos el tiempo en disfrutar de las pequeñas cosas. Disfruta de tus padres, de tus abuelos, de tus hermanos, de lo cerca que tienes a tus amigos, de esa asignatura que tanto te gusta y no volverás a estudiar, de ese hobby que ahora puedes practicar y te relaja tanto, de esos viajes que ahora puedes hacer, de los rincones de la ciudad en la que vives y conoces tan bien.

Ojalá pudiésemos tener una puerta como la de Doraemon, que nos permitiese ver a quienes queremos cuando queremos donde queremos. La abres y ahí estás, en tu bar de siempre, con tus amigos de siempre, bebiendo tu cerveza favorita en tu mesa.

Pero no es así.

Cuando te quieras dar cuenta, ya no podrás hacer eso.

Nada se mantiene estático, la vida cambia. Todo eso que tienes ahora, no es eterno. Solo lo es en tu memoria.

Aprovecha el tiempo, que siempre es poco aunque parezca mucho. Si algo no te gusta, no lo mantengas. Si alguien no te aporta nada, échalo de tu vida. Incluso si un libro no te engancha, no sigas leyéndolo.

Aprovecha tu tiempo, con quien quieres, y como más desees. Es tuyo, no lo tires a la basura.

Este segundo no se repetirá nunca. Amigos abrazandose.

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