Propósitos de año nuevo: los estás haciendo mal
Que llegue 2021 no va a cambiar nada. NADA.
Igual que ha pasado con los otros años de nuestra vida, el paso de un año a otro no hace que cambie nada. No somos mejores, ni más guapos, ni más altos, ni nada de nada. El covid no se acaba ni la pandemia está en las últimas. La suerte no cambia. Quien es un hijo de puta lo seguirá siendo y quien es buena persona, también. A quien le da pereza mover el culo de la silla (servidora) le seguirá dando pereza por mucho que ponga como propósito hacer deporte una vez al día, y a quien le cuesta leer le seguirá costando leer, por mucho que apuntemos en nuestra lista leer un libro al mes.
Enero es el lunes del año. Ese lunes de “el lunes dejo de fumar, empiezo la dieta, me pongo a hacer ejercicio y empiezo a ahorrar”. De hecho, enero el lunes máximo, llevado al extremo. Es el lunes de todos los lunes: el lunes de los propósitos. Pero la realidad es que tanto los lunes como los eneros no son diferentes de los domingos y los diciembres. Solo es una manera de hacer chorizos con el tiempo.
Aun así, yo soy muy de propósitos. Todos los años, me marco unos cuantos. Al principio me pasaba como a todos: propósitos enormes que parecían factibles, pero que en realidad al cabo de un tiempo corto (en el mejor caso, meses, y en el peor, días) acababa desechando y con la llegada de noviembre-diciembre me cagaba en todo lo cagable y me sentía un fracaso. Lo que nadie te dice es que eso es un error de novato de propósitos, que eso no se hace así.
Todos tenemos cosas que queremos cambiar o mejorar en nuestra vida. A mí me gustaría leer un libro a la semana, hacer ejercicio todos los días, alimentarme a base de kale, volver a pintura, ahorrar para comprarme algo bonito y un montón de cosas más. Pero ahí está el primer fallo: tienes que escoger tus batallas. No vas a dejar de ser la persona que eres solo porque sea año nuevo, chata.
Además, todo eso si te das cuenta es tremendamente confuso: ¿no tienes tiempo casi ni para cagar ahora mismo, pero pretendes sacar tiempo para leer, hacer ejercicio, cocinar sano, pintar semanalmente y todo esto ahorrando dinero? Lo que estás es fatal de la olla. Ojito, no es imposible. Pero en mi caso, tampoco es factible. Porque me gusta comer, mis ratitos de descanso, me gusta el día que no hago ejercicio de la semana, y si leo y pinto por imposición, no se ni qué leer ni qué pintar. Además, todo eso cuesta un dinero que me impediría ahorrar. Usease, todo mal.
Entonces…
¿CÓMO COÑO HAGO MIS PROPÓSITOS DE AÑO NUEVO?
Muy fácil. A la baja. Y eso no quiere decir renunciar a soñar a lo grande, solo desgranar esos GRANDES PROPÓSITOS en propósitos piquiñitos que no te cueste hacer. También hacer que esos propósitos grandes desgranados en piquiñitos sean factibles y realistas.
Por ejemplo: si quieres hacer ejercicio pero tu problema es la pereza, no empieces por marcarte una hora diaria y si no flagelarte. Empieza haciendo algo que te guste y te ponga a andar, aunque sea un par de días a la semana 10 minutos.
Y metete entre ceja y ceja que ¡con eso ya estarás haciendo más que hacías antes! A veces, este es el mayor problema: el autoflagelarse. Después de esos 10 minutos dos días a la semana, igual vienen 15 minutos o 3 días, y luego 20 o 4 días… y así sucesivamente. Pero al menos, haciendo esos 10 minutos dos días a la semana de manera constante ya habrás hecho más de lo que hacías.
Yo veo los propósitos de año nuevo como oportunidades. Oportunidades a largo plazo a desgranar en cachitos más pequeños. Yo he echado un vistazo a mi lista de propósitos del año pasado y he cumplido prácticamente toda: he leído (no tanto como me gustaría, pero lo he hecho), he movido el culo (y tengo posts varios que lo demuestran), he emprendido (ojito, que ahora soy autónoma… podeis saber más aquí), me he enamorado (que no era un propósito, pero siempre está bien), he viajado (Nueva York prepandémico, me salió redondo)…
Este año tengo otros propósitos. Perfeccionar los de años anteriores. Propósitos factibles, realistas, alcanzables, que podamos encajar en nuestra vida. No voy a ponerme de propósito este año hacer un gran viaje al extranjero, por ejemplo. A no ser que quiera irme un fin de semana a un pueblín de Portugal que colinde con Galicia. Cosa que no estaría mal tampoco.
Este año me propongo disfrutar y vivir la vida. Trabajar mucho, pero también permitirme mis gustazos, las cosas que me gustan, disfrute como manera de vivir este año. Tener un 2021 disfrutón. Que se note el goce. Y no solo en los momentos especiales, todos los días que pueda. Tomar el café en tazas bonitas, dar paseos, aprender cosas nuevas, follar, tener muchas flores, rodearme de cosas y personas bonitas... La lista es infinita.
En resumen: mis propósitos son míos. Ya no son “comer mejor”, “hacer ejercicio”, y todos esos topicazos. Son medibles, tangibles, pequeños… y, sobre todo, me refuerzo si lo hago bien y no me castigo si los hago mal. No me obsesiono. Al final de año, pues seguro que se nota en la balanza.
Y recuerda…