Querido diario: cuando el gine me hizo una hoguera en el chirri
Querido diario:
Vamos a empezar por el principio porque si no, no te vas a enterar: chico canario conoce chica (en Tinder, porque la modernidad). Quedan. Vuelven a quedar. Quedan y ven una peli (inciso: todo precoronavirus, a ver si me vais a quemar en la hoguera nunca mejor dicho). Fines erótico-festivos. Él la tiene enorme. Él le hace ghosting. Ella acaba en el ginecólogo con el chirri quemao.
Sí, sí. Lo que lees, querida.
Digamos que no fue un polvo memorable. Para nada memorable. Me atrevo a decir que de los peores y eso que el chico me gustaba y había química. No voy a juzgar la vida erótica que podríamos haber tenido por su portada (es decir, por el primer polvo) porque los primeros polvos suelen ser torpes y chungos.
Bueno, la cosa es que la tenía enorme. Pero cuando te digo enorme es enorme. Muy grande. Descomunal. Vamos, tan grande que me asusté y nada más vi aquello dije “joder, la tienes enorme” con cara de susto. Él, como es lógico, se lo tomo como un piropo porque la cara de susto la omitió, claro. No era mi intención piropear, digamos. Tuve que parar varias veces de chuparla porque me dolía la mandíbula. EL NIVEL.
Bueno, que la tenía desmesurada. Erase un hombre a una polla pegado. La vida siguió, diría Sabina, como siguen las cosas que no tienen mucho sentido, porque a los dos días y después de prometerme el oro, el moro, de ser un perfecto caballero y de decirme que quedaríamos esa semana, me hizo ghosting todo lo salvaje que no me folló, y no volví a saber de él.
Me hizo un ghosting de campeonato, con lo cual nunca llegué a decirle que pedí cita al ginecólogo porque estuve tres días con dolor y sangrados. Y CUAL ES MI SORPRESA cuando me dice el gine “ay, querida, es que tienes una herida en carne viva en el cuello del útero, te voy a tener que quemar un poco”… Virgencita. Del. Alma. Querida.
Ahí estaba yo: espatarrada de piernas, cagándome en la polla del canario y en todo su ser, oliendo a carne quemá, mientras mi ginecólogo de casi 80 años me cauterizaba el cuello del útero. Una fantasía, vamos.
Podrían haberme hecho un cuadro, entonces existiría la maja desnuda, la maja vestida, y la maja despernada con la fogata en el cervix. Igual al Ministerio del Tiempo le gusta la idea y hacen un homenaje.
Me fui con unos óvulos de antibiótico para casa y el problema arreglao, no te creas que fue más nada. Parecía más aparatoso de lo que fue, no vamos a dramatizar en exceso.
Moralejas:
- Por si no os habíais dado cuenta, y esta moraleja va para tíos y para tías: tenerla grande no es sinónimo de usarla bien (peor polvo del mundo), de más placer (peor polvo del mundo) o de nada necesariamente bueno (útero cauterizado, amiga date cuenta).
- Por tanto, y siguiendo la lógica del punto 1, decir “la tienes enorme” no siempre es un piropo. No me gusta que me empalen, gracias.
- El ghosting es el mal. No lo hagáis en casa. El ghosting es SATÁN. Si vas a hacer algo salvajemente que sea el polvo, no el ghosting.
- Buscaos un gine que, a pesar de tener 80 años, os diga al marchar “bueno, y como recomendación, mientras estás con la medicación intenta no tener penetraciones en 15 días… si puedes, jeje”. Porque por lo menos os sacará una sonrisa el hecho de que piense que follais a tope (spoiler: no).
Eso es todo amigas.
4 Comments
CARMEN
Muy fan. Espero que estés mejor.
Natalia Cachafeiro
Sí, sí, estoy genial. Gracias por preocuparte, al final no fue nada y curó super rápido. Pero es una historia que merece ser contada.
Paula
Me ha encantao
Natalia Cachafeiro
Gracias Reina ♥️