La vida se me hace bola
Mira, la vida se me hace bola. Y más veces de las que me gustaría.
Cuando la vida se me hace bola, yo tengo un cortocircuito cerebral en el que no recibo más información y tengo una sensación de incomprensión que sobrepasa los límites de lo legalmente permitido. Porque vamos a ver, yo solo puedo preguntar por qué. Por qué, señor, por qué.
Que soy una loser y una pringada ya lo sabemos todos, pero a veces llego a unos niveles que… Virgensita del alma querida, no se puede vivir así. Que yo lo asumo y ya está, no pasa nada. Estoy segura SEGURA de que a ti también te pasa, aunque sea de vez en cuando.
Y es que aquí servidora es COMPLEJA. Compleja que te cagas. Pero, por suerte o por desgracia, me gusta mi complejidad. Como decía un profesor mío, no podemos tratar lo complejo con simpleza porque sería como despreciarlo, y yo ahí me sentí muy identificada. Simplismos a mí no, eh. A mí hay que saberme llevar, guiarme y saber con lo que estás tratando, porque el camino no es fácil.
Porque a mí me da la neura, y a veces las cosas se escapan de mi conocimiento. Como los tíos que quieren tías que tengan las cosas claras, pero cuando les plantas delante las cosas como son, lo que quieres para ti y para con el otro real como la vida misma, sin rodeos, se acojonan y se van con el rabo entre las piernas. Nunca mejor dicho.
Pero esto pasa mucho. Como los tíos que me interesan, que me cuentan su vida amorosa o de repente pasan de mí (o al menos lo parece). Los que no, me dan una chapa terrible aunque les rechace amablemente y con educación. El otro día un amigo me estaba preguntando por experiencias romantico-erotico-festivas y casi todo era un puto cuadro. Parecía un video de youtube que no se acababa nunca y que al final del título pondría: «(spoiler: sale mal)».
Por si fuera poco, cuando la vida se me hace bola tampoco tengo manera de ocultarlo al mundo exterior. Tengo incontinencia facial y verbal, si no puedo ocultar que estoy chinada con alguien, que estoy incómoda o que me cae mal, imagínate ocultar que me peta el selebro. Pues no puedo.
Eso es todo lo que yo tenía que decir en este último lunes de agosto, que vaya tristeza también. El año también se me hace bola. Además, ¿a quien voy a poner de foto de cabecera que a la reina de hacersele bola la vida: Miranda Hobbes? Porque se le hará bola la vida, pero resuelve. Como yo. En realidad tendría que haber llamado a este articulo «se me hace bola la vida, pero soy una diva«. Y, siguiendo mi mantra vital: si rima, es cierto.
En resumen, que todo un cuadro. Pero bueno, es lo que hay.