Pretendientes Sobrados y la jungla de la noche.
Dicen las malas lenguas que relacionarse conmigo es como ser exnovio de Taylor Swift: siempre puede tocarte una canción.
No es que me haya convertido yo en Carrie Bradshaw y que de lo único que sepa hablar sea de (intentos de) relaciones fallidas en un diario virtual, porque es lo que puede parecer tras mis últimas entradas (esta, esta, esta o esta). Además, creo que tengo más neuronas que Carrie. Pocas más, pero alguna, sí.
No, no es eso. Lo que pasa es que a veces los astros parece que se alinean, tú estás de moral subida, tus amigos te han dejado sola mientras se han ido a pedir, y se te acercan más gilipollas de los que debería estar permitido por la ley.
Hace unas semanas, salí de fiesta. Como cualquier bicho viviente. Cero especial, vaya. La cosa es que uno de los muchos animales que te puedes encontrar en la jungla de la noche es el tío creido que, encima, no gestiona que le digas que no. Vamos a llamarlo Pretendiente Sobrado, por ejemplo.
Dejando muy a un lado la manera de aproximarse a mi persona, porque eso da para otro post enterico, básicamente cuando le dije que no me interesaba, me empezó a decir que le estaba mintiendo.
Te resumo la conversación, para que te hagas una idea:
«Lo siento, pero no me gustas.»
«Eso es mentira, me estás mintiendo. ¿Del uno al 10 cuanto te atraigo?»
«Nada, te lo acabo de decir.»
«¿Tienes novio?»
«No.»
«Entonces ¿dónde está el problema?»
«EN QUE NO ME GUSTAS, TE LO ACABO DE DECIR.»
En mi mente, la frase acababa en: ¡¡¡COÑO!!!.
Después de 10 minutos de tira y afloja de “te gusto pero no lo admites” y “no, es que no me gustas, DÉJAME”, ni corrrrrrto ni perezoso me suelta. A-TEN-TA:
«Pues que sepas que le gusto al 90% de las chicas de la ciudad«
Mira, yo aquí ya no sabía donde meterme, porque vamos a ver… ¿qué necesidad? Y yo ahora, ¿Qué hago?: ¿Me rio? ¿Lloro? ¿Me rio hasta llorar? ¿Me voy haciendo la croqueta? Demasiadas preguntas sin respuesta.
«Vaya, pues seré yo de ese 10% restante.»
En ese preciso instante llegó mi amiga a darme mi sermesa, y mi Pretendiente Sobrado le dijo que yo es que era un poco borde. Así, de buen rollo.
Vaya por delante que sí, soy borde. Lo reconozco. Pero VAMOS A VER, pues claro que estoy siendo un poco muy borde contigo, hijo mío, que llevas 10 minutos – en los que yo me he dado por completo a la bebida – no dejándome en paz intentando convencerme (o autoconvencerte, no lo tengo muy claro) de que en realidad estoy confundida y me quiero ir contigo aunque te estoy diciendo que NO.
Mi respuesta te la ahorro, pero en resumen le vine a decir que era borde porque él era un pesado que no me dejaba en paz y que se fuese, claro.
Va a tener razón mi madre cuando me dice que con este carácter no me caso en la vida, pero, sinceramente, me da igual mientras la fauna esté así. Igual todos los gatos son pardos por la noche, pero no todos tienen por qué ser gilipollas.
2 Comments
Las Lunas de Venus
Las risas que me echo contigo no son ni medio normales!! 😀
Natalia Cachafeiro
Gracias corazón!! Estos comentarios significan un montón
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