Querido diario: Octubre, Halloween y el otoño.
Querido diario:
He de confesar que no soy yo muy de esas cosas de saludar a los meses en redes sociales (aunque últimamente no se me da mal) pero es que Octubre para mí… es El Mes. Es que llega octubre y estoy feliz solo por estar en el mes en el que estamos.
Podrás pensar: «pero si se ha acabado el verano, empieza a hacer frío pero no lo suficiente como para ponerte ropa de invierno, hay que volver a la rutina…«. Bla, bla, bla. Pesaos.
Pues sí, todo eso es cierto. Pero por eso me gusta. El verano está bien porque descansas, estás con gente a la que quieres, de vacaciones, lo pasas bien, vas a la playa… pero es que en otoño también hago casi todo eso y, encima, la playa no me encanta. Así que gana el otoño: nada como el otoño. Nada como octubre.
Los jerseises finitos, las gabardinas, las botas de agua, el olor a tierra mojada, las castañas asadas, la mermelada de calabaza (y todas las cosas del mundo hechas con calabaza y canela), el chocolate caliente, la lluvia -sí, soy una de esas a las que les gusta la lluvia-, las tormentas, ver las hojas marrones caer de los árboles. Pequeños placeres de la vida.
Y, sobre todo, Halloween. Porque juagulin, para mi, es un estado de ánimo, no solo un día. Hace que octubre sea el mes. Un mes oscuro y creepy. Y si algo soy (a parte de borde y petarda, sello de la casa), es creepy. Mi mes favorito acaba con mi fiesta favorita.
¡Qué placer verlo todo todo lleno de negro, naranja, tumbas y esqueletos! ¡Qué placer ver películas de Tim Burton en bucle, tallar calabazas y decorar la casa como si hubiese ocurrido la matanza de Texas en la entrada y todo estuviera lleno de sangre!
Halloween es mi fiesta favorita del año. Punto pelota. Que se quite la Navidad (ni verla delante quiero); que se quite Semana Santa; que se quite Carnaval, y eso que me gusta disfrazarme.
Que sí, que sí, que too much americanada. Ya. Pero me la suda. Al final, ¿qué hay más español que apuntarse a cualquiera fiesta?
Pues ya te lo digo yo: nada.