
100 cosas que me gustan
Continuamos con la lista, porque no me canso de las cosas que me gustan y me hacen feliz. Os animo a hacerlo.
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- Un piano. Su sonido. Las posibilidades que te ofrece.
- El helado de menta y chocolate. La tónica de fresa. El acuarius. El helado de chocolate y frutos rojos. El helado de cactus.
- Mi rutina facial, diseñada y personalizada por @laboticadetete.
- Las canciones de Bad Gyal. Ponerme a bailarlas nada más que empiezan, con prohibición o sin ella. Menos mal que en mi casa nadie me prohíbe bailar.
- Mi mascarilla de “puto virus”. Porque me adapto a la nueva normalidad, me protege y lanzo un mensaje.
- Mis pelos rosas que me quedan tan bien, aunque esté mal que yo lo diga. O no.
- Esta foto de Marion Cotillard que me ha encantado desde que tengo uso de razón y acceso a internet:
- Los girasoles. Recordar los campos de girasoles alrededor de las carreteras secundarias francesas en julio.
- Santa Clarita Diet, cancelada y todo.
- La mascara de pestañas de Jorge de la Garza, que aguanta carros y carretas, mares, ríos y embalses, lágrimas de risa, de alegría o de tristeza.
- 500 días juntos. Por todas esas relaciones que no acaban como esperábamos.
- Saberme capaz. Capaz de escribir, capaz de cantar, capaz de reir, capaz de conducir, capaz de mandar… capaz. Punto.
- Cantar Extremoduro en el coche como si fuese una loca.
- Mis zumos de naranja nada más levantarme.
- Mi relación con mi tía y los abrazos de mi abuela.
- Placer Licuante, de Luis Goytisolo. Ya hablé de él aquí y os dejé un fragmento, porque es bonito, erótico y te mantiene atento hasta el final.
- Las ilustraciones de Patricia Bolaños (@lapatbol), porque son lo más.
- Las neveras vintage, que es que no pueden ser más bonitas. Quiero una en cada esquina. Rojas, menta, amarillas, blancas, grandes, pequeñas…
- Darme un baño calentito de espuma. Que el agua quede rosa por mi pelo. Que huela todo al ritual de Sakura de Rituals.
- Mi almohada y la bruma que echo en ella cada noche antes de dormir.
- El curso de verano de Astursex. Las comidas, las risas, el aprendizaje.
- El sillón orejero Strandmon de Ikea. Quiero uno en cada esquina, el color me da igual.
- El gato de Adriana, que es pequeñito y monísimo.
- Esta canción:
- Ser una payasa redomada. Que alguien me diga que le hice reir con algún escrito. Que recomendéis mis textos por ello. Vosotras, en definitiva.
- El anillo de plata que me regalaron mis padres en un viaje a Galicia, que fue el último que me regaló mi padre y que perdí y recuperé en un río de casualidad. Magia.
- Los hombres con camisa.
- Mi agenda, mi otra agenda, mi planificador, mis libretas y mi obsesión con todos ellos.
- Mis primos. Mis primas. Achucharlos. Que me achuchen.
- Las fotos de mi madre de pequeña. Juntarlas con las mías y ver que nos parecemos más de lo que creía e incluso de lo que creía ella. Que me confundan en sus fotos y a ella en las mías.
- Los Ángeles, a pesar de lo que voy a tardar en poder poner un pie en la Ciudad de las Estrellas.
- Christine Baranski. Reina de Martes Santo:
- Los videos que me hacen reir, como los cuentos ibéricos de Keunam o los tiktoks.
- Mis funkos, que tengo una estantería llena.
- Los croissants de almendra de la pastelería de al lado de mi antigua casa.
- Las velas. Y si son con olor a mar, mejor.
- Las playas. Que ya de por sí huelen a mar.
- El Pavo Real, que me recuerda a mis amigas del pueblo y las juergas varias.
- Sexo en Nueva York. Y más desde que recorrí sus calles y sentí su energía.
- Tom Hardy. Qué labios. Qué brazos. Madre mía.
- Una caña fresquita en una terraza, cualquier día de calor. Con las piernas al sol, a poder ser.
- Las gaitas que pasan por mi barrio los domingos.
- ESTA CANCIÓN. Conducir por la montaña en verano, con las gafas del sol y la ventanilla bajada:
- Ir a ver a mi amigo Luis en concierto y saberme todas las canciones, como buena grupi que soy.
- El embalse. Bañarme. Volver a empezar.
- Mis uñas con la manicura bien hecha. Bien largas, bien fuertes, bien bonitas.
- El ministerio del tiempo. Las series bien hechas, en general.
- El pollo indio de mi madre. Y la tortilla de patata. Cualquier cosa que cocine mi madre, diría yo. Si es con la receta de mi yaya, más aún.
- Los desayunos. Porque como dijo Ron Swanson en Parks and Rec, no hay tristeza que no pueda ser curada con comida de desayuno.
- Mis ojos verdes, porque un poco de egocentrismo a veces no viene mal. Se llama autoamor.
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… Continuará.