2019: De reflexiones a propósitos.
Siempre me pasa que cuando llega final de año me pongo blandita. Que la Navidad no me guste es algo que ha quedado claro, pero año nuevo lo vivo diferente, para mí no entra dentro de esas fechas. Es festivo, es singular, es diferente.
Como me pongo blandita, reflexiono. Me pasa un poco lo mismo que en septiembre, que aprovecho para echar la vista atrás, pensar en la etapa que se cierra y en la que se abre. Como tantos otros, hago balance.
Este año ha sido diferente. Pienso en quién era el 1 de enero de 2019 y quién soy el 30 de diciembre, y no tiene nada que ver. Eres la misma, pero no eres la misma. Es la paradoja de siempre: eres tú, pero no eres la misma tú. Buscas otras cosas y otras metas, hay objetivos que has cumplido, otros que has casi casi alcanzado y otros en los que estás trabajando.
Cada golpe, cada fallo y cada fracaso sirven para aprender, para que te levantes y aprendas: ¿Esto no funciona? Pues a otra cosa, mariposa. Y a correr.
Una de mis besties y yo tenemos la tradición, sea en persona o a distancia ahora que ella vive un poco más lejos, de hacer una lista de propósitos de año nuevo y otra de cosas que hemos logrado o superado este año.
Yo este año he conseguido muchas cosas: He encontrado mi camino, he visto lo que me queda por andar y estoy impaciente por seguir. He creado este blog, y tal vez te parezca una tontería enorme, pero he conseguido exponerme. Exponerse te empodera. Una vez que hablas de que no te comes un colín, de cómo te afectan tus fracasos amorosos anteriores (que son muchos, muchos, muchos), de candidiasis psicológicas o de tu poca apetencia al satisfyer, en un sitio donde puede leerte hasta el mismísimo Papa, ya no hay vuelta de hoja. Te acaban dando igual un montón de cosas, tus prioridades cambian.
Además, me he redescubierto personal y profesionalmente, he pensado, he dado vueltas de tuerca, me he juntado con gente que merecía la pena y he eliminado cosas que me hacían mal. Le he dado a las cosas la importancia que se merecen, y he aprendido a no dejar de soñar a lo bestia y a no permitir que mis pesadillas me frenen. He invertido en mi misma. Me he puesto límites para unas cosas, y he eliminado fronteras para otras…
Podría seguir, pero nos darían las uvas.
Ni confirmo ni desmiento que soy de esas que dice «nos vemos el año que viene». Así que casi mejor voy pasando a los propósitos de año nuevo. New year resolutions. Llamémoslo X.
La lista de propósitos tiene siempre unos básicos imprescindibles: que si comer mejor, hacer más deporte, aprender alguna cosa nueva, ir más al cine, viajar más, sacar más fotos, quedar más con mis amigos, ir más a no sé qué sitio, beber menos, ahorrar más, dejar de fumar…
Vale, sí, todo eso está muy bien, son clásicos atemporales. Una especie de constante.
Pongámonos en faena:
Este año quiero dedicar el tiempo y las ganas que dedico a gente que no merece la pena, a gente que sí merece la pena. Basta ya de amigas lapa (es más, ¡deshazte de ellas, por dios!), basta ya de tener que ser siempre tú la que esté, la que diga de quedar o la que pregunte cómo estás. Cualquier relación tiene que ser recíproca, no lo olvidemos.
Evidentemente, quiero seguir creando cosas, porque se me da bien. Las cosas que se nos dan bien, hay que aceptarlas, cultivarlas y mantenerlas en nuestra vida. Este año, he creado este blog. El año que viene, más y mejor.
Espero presentarme de una vez al examen de inglés que llevo preparando casi dos años. Sí, este es un proposito menos profundo que los demás. Pero es que ya toca.
También me propongo pensar un poco más en mí. Y podrás pensar: “qué egoísta esta tía, ¿no?”. Pues igual sí, pero es que pensar siempre en los demás es algo que queda muy bien de boquilla y al final te roba la salud. No te olvides que la única que va a estar contigo toda la vida eres tú y tienes que cuidarte mucho, lo que nos lleva al propósito siguiente…
Me propongo quererme a lo bestia. Sin censuras, sin barreras. Por encima de todo y todos, porque solo así conseguiré todo lo anterior. Quererse mucho a uno mismo es pura supervivencia. Cuando era pequeña me decían que «si no te quieres tú, quien te va a querer», y creo que es un enfoque erróneo. Si no te quieres tú, la putada es que no te quieras tú, no que no te vaya a querer el resto: es que no te vas a saber respetar, vas a aceptar cualquier cosa. Esto es algo que aprendemos a golpes. Así que querámonos mucho y muy fuerte, eso tiene que ser lo primero.
Hasta aquí mis reflexiones y propósitos de año nuevo. Al menos de momento, que todavía me queda un día para darle más cañita al tema…
Y tú, ¿Haces propositos? ¿Pasas? ¿Cuáles son los tuyos? Soy toda oidos.